La Agricultura Urbana

La agricultura no es una novedad, no nos estamos inventando nada nuevo, se descubrió casi accidentalmente por los nómadas cazadores recolectores del Neolítico; solo imagina la enorme cantidad de tiempo que se ahorraban al poder tener la comida a lado de su casa. Básicamente la revolución Neolítica le debe la vida al aparecimiento de la agricultura. Los grupos humanos pudieron asentarse en un solo lugar y empezar a hacer ciencia, a entender el Universo que les rodeaba. Sin embargo, parece que no somos consientes del evento percutor de este fenómeno, este evento fue el cambio climático (C.C); muchas teorías se manejan en torno al C.C que hablan desde cambios en la órbita terrestre hasta un efecto rebote de la presencia de los humanos.
Evidencias de cambio climático sugirieron que la presencia de los cazadores recolectores del paleolítico fue la causa de una serie de extinciones masivas que originó una serie de reacciones en la biota ocasionando el calentamiento global que permitió un clima más cálido, climas más benignos como para el aparecimiento de la agricultura. Hay muchos misterios en torno a cómo surgió la agricultura, pero lo cierto es que en un periodo de 1000 años más o menos se extendió por todo el globo y originó la primera gran revolución humana. Nos permitía asentarnos en un solo lugar y entender al Universo.
Las primeras civilizaciones en Mesopotamia pasaron a un rápido desarrollo del control político en ciudades como UR, basado en la creciente explotación agrícola que se beneficiaba de una tecnología de irrigación apoyada en monumentales proyectos de acuíferos. Esto contribuyó al advenimiento de una época de bajos rendimientos agrícolas y a un rápido deterioro medioambiental ocasionando el declive del Imperio de URIII y la reducción de las antes pujantes ciudades a pequeños pueblos dedicados al cultivo para el autoconsumo, más que para el intercambio comercial originando a su vez el cambio de la matriz productiva de las sociedades, pasando del cultivo de trigo al de la cebada, más adaptable a la salinización y desertificación.
La dependencia agropecuaria permitió desde tiempos antiguos el desarrollo de técnicas agrícolas muy ligadas a la urbanidad. Tal es el caso de los famosos Jardines colgantes de Babilonia, una de las 7 maravillas del mundo antiguo; en ellos crecían frondosas palmeras, árboles frutales, dátiles y cocos entre otras variendades.
Probablemente se tratase de un sistema de terrazas cruzado por cursos de agua, aunque lo maravilloso está en que lograran, según las leyendas, hacer florecer y convivir a muchas variedades de plantas, tomando en cuenta el lugar agreste y desértico en el que se encontraban.
A lo largo de la historia se han ido sucediendo estas prácticas hortícolas a pequeña escala sobre todo para asegurar la supervivencia de la especie. En la segunda mitad del siglo XIX durante la Revolución industrial durante la cual las ciudades se concentran en torno a las fabricas dando lugar a las “ciudades industriales” que acogen a millares de campesinos en situación de extrema pobreza, los gobiernos y la Iglesia les seden espacios públicos para establecer “huertos urbanos” mejor conocidos como “huertos de los pobres” y paliar la pobreza y la hambruna
En la primera mitad del siglo XX, volvieron a proliferar los huertos urbanos, sobretodo en la época de las grandes guerras, pues se consideraba indispensable asegurarse alimento y no depender de las importaciones. Se llamaban “Victory gardens” o “War gardens”. En EEUU, Reino Unido y Alemania se usaron todo tipo de terrenos para poner en marcha estos huertos, desde jardines y parques, hasta campos de fútbol; haciendo propaganda y campañas (“Dig for Victory”) para concienciar a la población que cultivaran sus alimentos. Sin embargo es en el frente de Asia Pacífico donde se establecieron los sistemas de huertos más funcionales, puesto que visto a través de la estrategia militar resultaba enormemente costoso en dinero y efectivos militares el llevar comida a las tropas acantonadas en los frentes. Así que la estrategia se tradujo en llevar sistemas hortícolas a los frentes de batalla, eliminando las costosas, extensas y vulnerables líneas de suministros. Las huertas funcionaron combinando ingeniería, agricultura y simbiosis con el espacio.
En la España de Franco, durante los años de Guerra Civil que devastaron España y tras la misma los huertos urbanos ofrecían alimentos a las ciudades y pueblos. Tras la guerra España empezó un proceso de modernización muy fuerte pasando del 70% de la población que se dedicaba a la agricultura en los años 40´s al 7% en el 2000 debido a la implementación de acuerdos de mercado y OGM´s a gran escala, sin embargo actualmente tras la costumbre de tener un huerto en la azotea se esta recuperando casi del olvido para paliar la crisis y para tener un contacto con la naturaleza en medio de las enormes extensiones urbanizadas.
A partir de los años 60 y 70, vuelven a resurgir los huertos urbanos, pero la razón no es tanto la necesidad de alimentos, sino la necesidad de responder al sistema. Surgen a partir de movimientos ecologistas que buscan una forma de autogestión, la integración de grupos sociales excluidos y el desarrollo de comunidades. Es en EE.UU donde emergen con más fuerza a partir del grupo ecologista Green Guerrillas, que ocupaba solares para aprovecharlos como huertos.
Como podemos advertir la Agricultura Urbana es algo que se ha utilizado desde tiempos pre- históricos. Actualmente se está retomando con fuerza esta actividad desde una mirada sostenible y autosustentable, los centros urbanos concentraran en apenas 30 años la mayor parte de la población del planeta, debido a la migración campo –ciudad, muy similar a las acaecidas en el pasado en numerosas ocasiones, sin embargo las ciudades, que dependen casi exclusivamente de los cultivos campesinos para alimentar a sus habitantes tendrán problemas de abastecimiento, no solo de alimentos sino también de agua.
El Huertobosque le apuesta a un futuro de agricultura sustentable y sostenible, le apuesta a una agricultura familiar no de mercado. Creemos firmemente que es en las ciudades donde se tiene que dar el salto evolutivo a un ambiente más saludable. Ámsterdam, Gotemburgo y miles de ciudades más están dando un vuelco a los procesos de urbanización, dándole gran importancia al establecimiento de jardines urbanos, no solamente huertas hortícolas, verdaderas biosferas a “escala humana” o como diría Manfed Max Neef “desarrollo a escala humana”.
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