MOROCHOS DE LA VICENTINA







MOROCHOS DE LA VICENTINA.

La Vicentina es un barrio que nació en 1933 muy cerca al tradicional barrio de la Floresta, constituyéndose a su vez en uno de los barrios emblemáticos de la ciudad en el Siglo XX. Uno de sus puntos más conocidos es el denominado “Obelisco” donde descansan los nombres de los fundadores del barrio, el otro es el llamado “Parque de la Vicentina o Plaza de las tripas”, donde por más de cuarenta años las comidas callejeras; que incluyen choclo con mellocos y habas, caldo de gallina, menudo con morcilla, horchata lojana, morocho conempanadas y tripas mishkis (chinchulines
entre otros, se han dado cita para aliviar el frío de las noches quiteñas o curar la resaca de los trasnochadores.

El morocho de dulce es una bebida espesa, preparada a base de una variedad de maíz de grano blanco y grueso, conocido como “maíz morocho”. La preparación se inicia el día anterior dejando en remojo al maíz para ablandarlo, una vez remojado y desaguado se lo deja cocer con leche y canela a fuego lento hasta que se suavice el maíz, generalmente esto toma toda la noche, una vez que se espese se añade la raspadura o el azúcar al gusto y para servir se espolvorea con canela en polvo sobre la espumilla, misma que se hace con la clara de huevo batida hasta el punto de nieve y endulzada con azúcar.

A partir de las 1600 horas la plaza empieza a revivir y a encender las numerosas hogueras para preparar los alimentos, se encienden los faroles y los clientes de los negocios empiezan a llegar atraídos en parte por el tono bohemio del lugar, así como por el aroma que inunda las calles circundantes. El morocho lo sirven muy caliente en un vaso del tamaño más o menos similar a un jarro grande, acompañado de un par de empanadas de viento, que están hechas de una masa muy elástica rellena de queso. La experiencia es gratificante frente al frío que deja sentir la llegada de la noche y el contacto con la gente de diversa condición que se congrega a disfrutar estas tradicionales y exquisitas recetas.

Elías Armendaris

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